viernes, 21 de septiembre de 2007

Neptongo

Desarrollando el concepto:

Primero centrémonos un poco con la wikipedia:

Mientras que los lenguajes mediterráneos orientales reflejan variaciones de la numeración de los días de la semana, los lenguajes de Europa Occidental (excepto el portugués) reflejan nombres basados en los nombres de los astros móviles perceptibles a simple vista. Estos siete cuerpos celestes dieron sus nombres a los días de la semana: lunes (Luna), martes (Marte), miércoles (Mercurio), jueves (Júpiter) y viernes (Venus). En español, sábado procede de la fiesta hebrea Shábbath y domingo de la palabra latina domínicus o sea ‘del dóminus’, ‘del señor’, derivado a su vez de dominator ‘ el dominador’ (el dios Yahvéh). No obstante, en algunos idiomas (como el inglés, por ejemplo) se mantienen los nombres originales de estos dos días: Saturday (‘día de Saturno’) y Sunday (‘día del Sol’), o han renominado al dios grecoromano con el nombre de su más o menos correspondiente dios germánico, así el dios germánico de la guerra Tiu (Tuesday) substituye al marcial grecoromano Marte; Odín, el principal dios germánico (Woden > Wednesday) al secundario dios Mercurio; Thor, importante dios guerrero (Thursday) al importantísimo Júpiter; la diosa del amor Freyja o Frigga (Friday) a Venus.

Según todo esto tenemos la Luna, el Sol, Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno. Faltarían Urano, Neptuno y Plutón. Plutón ya no es un planeta, por si alguien no se había enterado aún. Urano tiene un nombre muy obsceno. Así que nos queda Neptuno. Neptuno conforma el 8º día de la semana, el Neptongo. El número 7 en los días de la semana ha coincidido en muchas culturas a lo largo de la historia. La hipótesis más aceptada es la de los ciclos lunares, ya que cada 7 días se da una de las fases de la luna. Entonces una semana de 8 días no tendría mucho sentido, pero cuando termine de explicar el concepto entendereis que no importa.

El Neptongo es el 8º día de la semana, pero no tiene por qué darse en todas las semanas, ni ocupar un lugar concreto en la semana. Tampoco tiene por qué aparecer en los calendiarios ni hacer que los meses tengan menos semanas. El Neptongo aparece simplemente cuando se necesita. Veánse los siguientes ejemplos:

El viernes tienes un exámen. Como siempre te pusiste a estudiar demasiado tarde, y te ha dado tiempo a mirarte toda la teoría, pero cuando el jueves ya está acabando te das cuenta de que no te ha dado tiempo a repasar ni a mirarte los ejercicios. Entonces sucecerá que el día siguiente no será viernes, sino Neptongo. 24 horas enteritas como mínimo para acabar de estudiar. Y digo como mínimo porque el Neptongo en realidad dura lo que sea necesario para poder hacer aquello para lo que fue concebido, pudiendo sobrepasar las 24 horas reglamentarias. También puede suceder que tras una semana de espanto llega un fin de semana en el que no paras, ya sea por pegarte la juerga padre, o por ayudar al cuñao con las obras de su casa. Cuando te acuestas el domingo te da la sensación de que no bastará una noche para descansar y dices: ¡¡Dios mañana lunes, que horror!! Pero mañana no será lunes, será Neptongo, y te lo pasarás entero durmiendo.

Todo esto plantea un problema. ¿Cómo es posible que todo esto funcione, si el octavo día no coincide en el tiempo para todo el mundo? Muy sencillo. El 8º día transcurre en el mismo espacio del universo en que existimos, pero en un tiempo paralelo al que viajamos cada vez que sentimos la rabiosa necesidad de un día extra. De este modo uno se da cuenta de que en Neptongo, en la calle hay muy poca gente. Esa gente es la poca que coincide con nosotros en la necesidad del día en un momento concreto, y puede verse a gente aparecer y desaparecer según llegan y se van del día. Es normal que en ese día, prácticamente nadie esté dispuesto a trabajar para los demás, solo trabajarán para sus proyectos personales, por eso el sector servicios se ve muy menguado (Excepto para aquellos que ven en el trabajo una bendición y escapan de un sábado horrible en familia, con un delicioso Neptongo vendiendo entradas de cine). Cuando uno finaliza su 8º día vuelve al momento justo en que lo deseó, y la persona que tenga al lado no habrá notado nada, tal vez te notará con una extraña sonrisa en la cara, pero eso es todo.
Uno puede renunciar a su Neptongo de la semana, o simplemente no necesitarlo, pero también puede vivir más de uno en la misma semana, de forma consecutiva o alternados entre los distintos días. La cuestión es que en un mismo año solo se podrán disfrutar de tantos Neptongos como semanas tenga el año, la distribución depende de cada uno. De esta forma, alguien que necesitase una buena temporada de vacaciones podría gastar todos sus Neptongos de forma consecutiva, y como ya es sabido que pueden durar más de 24 horas, esto podría llegar a suponer incluso varios años en el tiempo paralelo. No es nada aconsejable ya que el resto del año no podría disfrutar del privilegio (y seguramente lo necesitaría) y porque los que están a su alrededor verían como envejece y le crece el pelo en solo un segundo, y eso está muy mal visto.

Ya lo sabeis. No os conformeis con 7 días. El mundo funcionaría mucho mejor con 8.


............estoy fatal.......

4 comentarios:

  1. El Neptongo sí que mola. Yo voto por el Neptongo Ya!
    Ah! Y para cuándo el blog del PIPONAZO. A ese ¿ser? le da igual cualquier día de la semana, incluso el Neptongo.
    Queremos saber!

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  2. Al igual que el nombre del Señor Oscuro, el nombre del P..... no es algo que debiera decirse tan amenudo y a la ligera. Podríamos lamentarlo.

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  3. Uauuu, un blog de "el-que-no-debe-ser-nombrado"...
    esto tiene que molar jajaj

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